lunes, 17 de marzo de 2008

El día perfecto de Jônia


En mi día perfecto despierto suavemente. El sonido del silencio me abarca y tranquiliza. Es muy temprano. El sol se despereza por entre las nubes, mientras el mar se va orquestando la melodía de las olas. La Terra amanece en paz.
Levanto-me despaciosamente. La arena blanda masajea mis pies – ¡y qué cosquillas me hacen! –, mientras una brisa perfumada por el olor del mato me peina delicadamente.
Me apreso. Algunas amigas muy estrellas festejaran por toda la noche y ahora me aguardan para el desayuno. Me hacen confidencias, hablan de sus peripecias, sus viajes y encuentros con Astros formidables y galanteadores. Después de saborear muchas frutas jugosas, me despieso. En mi día perfecto no hay coches ni avión… Y ni relojos, tampoco! Bueno, solo los relojos derretidos de Dalí. ¡Gracias, Dalí!
De esta manera, en un abrir y cerrar de ojos, estoy en Jerusalén, en una fiesta de todos los credos y que conmemora el unión de los pueblos. Bailo con varias personas hasta me dolerem los pies... La comida es harta, exótica y ‘muuuuy’ exquisita. Experimento de todo un poco, a fin de cuentas, soy un poquito – solo un poquito – comilona, pero pienso que pecado mayor que la gula es desperdiciar tanto trabajo y talento de los cocineros... ai, ai...

Bueno, después de tanto oír Sara hablar maravillas de Madri y mucho mas de Ivan, me quedo muy curiosa para conocerlos os dos. Así, me voy a encontrarlos en la Capital de España, llevando un típico postre brasileño, hecho por mí, para que podamos degustarlo juntos: “goiabada cascão con queso mineiro”, que algunas personas más ‘chics’ llaman de “Romeo y Julieta”.
Como a mí me gusta mucho pasear para ayudar la digestión, Sara sugere una ‘pequeña’ caminada por el Camino del Santiago. ¡Qué tranquilo!
Nuestra siesta la hacemos en un bosque en Irlanda. “Lagarteamos” al sol y después me voy a la Francia, visitar el Palacio y museo del Louvre.
Hum... que hambrecito... Caminar tanto a admirar las obras me encanta, pero también me gusta visitar las pastelerías...
Por la tardecita estoy en Grecia, admirando el por del sol, los barcos y pescadores. Es una ‘pintura’ deslumbrante, una imagen preciosa...
¡Uf! Que día largo! Pero no puedo terminar mi día perfecto sin ir a Broadway, caminar por la noche en Nova York hasta mi ojos se cansaren de las luces! ¡Qué bello…!
Ahora me voy. En un soplo ya estoy en mi refugio, mi arrimo, mi playa... Y un bezo caliente me hace dormir… o casi…
Jônia (A1)

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